Dentro de un curso organizado por UNED y el Museo Arqueológico Nacional, nuestro profesor Víctor Cabañero Martín participó en el curso «Imperator Caesar Augustus, los hombres que consolidaron un Imperio», a través de la conferencia «Constantino. El primer emperador cristiano».
Imperator Caesar Augustus, los hombres que consolidaron un Imperio, puede considerarse como una continuación del curso De viris illustribus urbis Romae en el que se hizo un recorrido por aquellos personajes que fueron enormemente significativos para Roma desde su fundación hasta finales de la República. En esta ocasión, se centra en aquellos personajes que, desde la silla imperial, consolidaron y ampliaron lo logrado hasta ese momento.
En esta conferencia se abordó la figura de Constantino desde dos ámbitos estrechamente ligados. La estrategia política y militar y su proceso de conversión al cristianismo. Proclamado emperador de una forma ilícita tras la muerte de su madre, Constantino fue aceptado por el grupo de emperadores que componían la tetrarquía y pasó a asumir el rango de césar, inferior al de augusto.

Su victoria en el año 312 contra Majencio -hijo de otro usurpador del trono imperial e hijo de un anterior augusto- supuso para Constantino el dominio de todo el occidente del Imperio romano. Además, Constantino en este periodo pasó de una religión vinculada al Sol Invicto al Dios de los Cristianos. Así lo reconoce en algunas cartas del periodo. También, aunque con posterioridad, reconoció que la fe cristiana le llegó en una fase de madurez, lo que corresponde con este periodo de 312-313.
Constantino finalmente consiguió vencer a otro emperador, Licinio y unificar Roma. En materia religiosa, se mostró tolerante con los cultos paganos, tradicionales en Roma. Pero al tiempo, se preocupó porque el cristianismo adoptase una única forma. Por ello, en el concilio de Nicea se decidió que el credo niceno -el catolicismo actual- fuese la forma verdadera de cristianismo.
Constantino es así un emperador que conformó muchas de las formas de poder y religión del mundo occidental que se desarrollarían en los periodos medieval y moderno. Incluso, sin miedo a errar, podemos asegurar que todavía hoy su impronta está presente en nuestros rasgos culturales.
Víctor Cabañero Martín